Una tarde de otoño en la que el viento no cesaba de soplar con ansia y el día estaba grisáceo, me topé con ella. Pongamos que hablo de Helena. Me esbozó una leve y fuerte sonrisa, al verme. A pesar de su visible problema físico, sólo me provocó una inmensa sensación de felicidad.
Al cruzarnos, yo tenía prisa, como siempre, me regaló un hola y sus ojos verdes comos dos esmeraldas desprendieron un enorme entusiasmo que me inundó. Su mirada era tan penetrante que sentí como podía leerme el pensamiento. Su hermoso cabello negro era igual de oscuro como una noche en la que la luna se niega a asomarse y a deleitarnos con su indescriptible belleza. Su melena era corta pero con mucho volumen, poseía un aspecto esponjoso por los millones de rizos que tenía, los cuales no dejaban de balancearse al ritmo del inquieto viento. Como si bailasen al mismo son. Su nariz era diminuta y algo respingona, tenía un colo rojizo, creo que debido al frío sobrecogedor
¿Qué destacaría de ella? Es fácil.Su amplia y lechosa sonrisa que me cautivó. Me transmitió alegría, mucha alegría. Todos estos bellos rasgos formaban una carita poco marcada.
Y comiendo su roja piruleta siguió sonriéndome mientras se alejaba. Al cruzar la esquina, perdí su sonrisa.
Supongo que Helena ahora mismo estará sonriendo, o quizá sea eso lo que desea mi subconsciente.
[HOPE]
Al cruzarnos, yo tenía prisa, como siempre, me regaló un hola y sus ojos verdes comos dos esmeraldas desprendieron un enorme entusiasmo que me inundó. Su mirada era tan penetrante que sentí como podía leerme el pensamiento. Su hermoso cabello negro era igual de oscuro como una noche en la que la luna se niega a asomarse y a deleitarnos con su indescriptible belleza. Su melena era corta pero con mucho volumen, poseía un aspecto esponjoso por los millones de rizos que tenía, los cuales no dejaban de balancearse al ritmo del inquieto viento. Como si bailasen al mismo son. Su nariz era diminuta y algo respingona, tenía un colo rojizo, creo que debido al frío sobrecogedor
¿Qué destacaría de ella? Es fácil.Su amplia y lechosa sonrisa que me cautivó. Me transmitió alegría, mucha alegría. Todos estos bellos rasgos formaban una carita poco marcada.
Y comiendo su roja piruleta siguió sonriéndome mientras se alejaba. Al cruzar la esquina, perdí su sonrisa.
Supongo que Helena ahora mismo estará sonriendo, o quizá sea eso lo que desea mi subconsciente.
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