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Mostrando entradas de octubre, 2013

La extraña necesidad de escucharme

Abrí el colorido y primaveral paraguas justo en el preciso momento en el que la primera lágrima del lloroso cielo explotó en mi frente. Las siguientes impolutas gotas cayeron atropeyándose unas a otras, arrebatándose protagonismo, como queriendo morir en este suelo denigrante y con mayor velocidad fueron rebotando sobre mis pies. Allí debajo me sentía protegida y segura, tranquila y, sobre todo, me empapaba una sensación de bienestar. Pues llegaría a mi destino en cualquier momento. Esquivando sucios charcos caminaba al ritmo de la lluvia, sin detenerme y apresurada, como siempre. Entonces fue cuando, sin querer, un despistado conductor me bañó con esa misma agua agria y contaminada del suelo. Esperando una respuesta de cortesía, elevé mis brazos enfadada y realmente decepcionada, casi había conseguido no calarme esa tarde tormentosa, algo poco habitual en esta triste ciudad. Cuando las estúpidas gotas se abalanzaron sobre mí, miré al cielo como pidiendo una respuesta, tonta de mi! c

Lo que puede valer tu sonrisa

Una mañana más, un día lluvioso como es habitual por aquí, las mismas caras serias y el mismo camino a seguir. No llevo paraguas, pues prefiero sentirme viva y que las gotas me golpeen la cara. Sólo es agua. El mismo vagabundo cuidando de su enfermizo perro, el mismo gato abandonado en su esquina, la misma madre cansada y preocupada lleva a su pequeño al colegio. "Cada día es igual" pienso y como si el Universo me hubiese escuchado, me regala una sonrisa. Él pasa por delante de mi rutina, me sonríe y se marcha. Así, sin un "hasta mañana" ni siquiera sin haberse presentado. Pero eso sí, recargándome las pilas. Y entonces es cuando pienso que ahora mismo, el día, ya ha merecido la pena.

Otro intento fallido

Allí donde las palabras se chocan, se aman y no temen. Un paraíso donde no hay tapujos e ideas libres. Corramos de la mano con la sinceridad y escondámonos bajo su velo tierno. Pactemos por un escondite eterno. Juguémonos la vida y apostemos nuestros versos. Pues sólo ganaremos cuando el último verso, la última idea, la última letra y su seguido punto final, logre hacerte sonreir.

El invierno se queja

El verano se acaba y con él deberían esfumarse tus besos y caricias por la espalda. El verano cree que es hora de dormir y con él...y con él debería dormir tu recuerdo. Sería cínico por mi parte autoconvencerme y  decirme ante el espejo, que éste ha sido un verano como cualquier otro...pues yo muy bien sé que ha sido algo singular y sobre todo, especial. Tan especial como dormir contigo. Pudiste ser tú mi zahir, pude ser yo tu musa, pudimos ser nosotros, ser nosotros en presente y futuro. Qué destino más rencoroso y maníatico. Pues ahora sólo podemos ser nosotros en pasado.

Declaración de intenciones

Cigarro en mano y en la cabeza reproches, dudas y miles de preguntas que dar vida en un texto. Y que a su vez éste os haga reflexionar y a mí...y a mí sólo pido que me alivie.